A veces cuento historias inconexas
veo pájaros en mi cabeza
asusto a los fantasmas al mediodía
salgo por la noche buscando la luz intensa
destellos que empañan la melancolía.
A veces cuento madejas de cuerpos enlazados
en jaulas de libertad derruida
en el fondo del cajón de algún palacio
construido en la parcela en venta de la vida.
Ando buscando suspiros en la comisura de aquel labio
perdí el tiempo y gané cien mentiras
esperando y sabiendo que llegaría el fracaso
lo que nunca llega aunque el alma insista.
A veces vuelo por el techo de mi cuarto
y me veo allí tendido masticando silencio
con la retina al acecho y el gatillo preparado
para cuando llegue el aviso el instante exacto
dictando sentencia y caiga del techo
y vuelva a ese cuerpo extraño al que pertenezco
para seguir cosiendo el tiempo que me está mirando.